Según el escritor colombiano Gabriel García Márquez, hacer el amor con calcetines “trae la pava” (mala suerte). Sin embargo, la universidad de Groening, en Holanda, podría echar por tierra la hipótesis del laureado premio Nobel de literatura. Un estudio de este centro de estudios reveló que usar esta prenda en cada encuentro sexual (por más anti sexy que pueda resultar) incrementa en un 30% las probabilidades de alcanzar un orgasmo, propiedad que no se le puede atribuir a la lencería sexy y microscópica.
El secreto estría en el calor que los calcetines proporcionan al cuerpo, y que, en consecuencia, dan mayor comodidad a sus portadores.
El descurbimiento se hizo por casualidad, cuando el doctor Gerst Holstege, investigador de la universidad, intentaba averiguar qué sucede a nivel cerebral al momento del orgasmo.
Holstege examinaba con un escáner de emisión de positrones (TEP) los cerebros de 13 mujeres y 11 hombres cuando experimentaban un orgasmo en tiempo real. Cada persona se colocaba bajo el escáner mientras su pareja (que quedaba fuera del escáner) le masturbaba.
El investigador descubrió que, además de la necesidad de usar calcetines para mantener la comodidad, además de una buena temperatura y así incrementar las posibilidades de obtener un orgasmo, una vez que el clímax llega, todas las regiones del cerebro relacionadas con el miedo o la alerta se apagan.
“Esto es algo que nunca habíamos visto”, explica Holstege. O sea, cada vez que llegamos al clímax, entramos una especie de trance en que todo es paz, armonía y buena onda.
Fuente: Informe21
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