Quizá ésta sea una pregunta que usted nunca antes se planteó, pero la Real Institución de Gran Bretaña dio con la respuesta.
¿Alguna vez se preguntó por qué no ha visto a un elefante bailando el tango en Tailandia o chachachá en las llanuras africanas?
Esta cuestión -entre otros temas trascendentales- será objeto de una de las charlas que cada final de año ofrece la Real Institución.
En esta ocasión, en este evento fijo en el calendario del instituto de investigación desde 1825, aborda entre otras cosas las razones por las cuales el tamaño sí importa cuando se trata del comportamiento de los animales.
Y especialmente para la BBC, el conferencista de este año, el doctor Marck Miodownik, médico en el King’s College de Londres, responder a varias de esas preguntas que nunca nos hicimos pero que, una vez planteadas, no nos aguantamos las ganas de que nos revelen la respuesta.
¿Por qué los elefantes no pueden bailar?
Aunque son uno de los animales más grandes y carismáticos sobre la Tierra, las piernas de los elefantes son tan pesadas que no pueden cambiar de dirección con rapidez.
Por esta razón, estos paquidermos, capaces de correr a velocidades cercanas a los 40 kilómetros por hora, no pueden saltar ni realizar movimientos complejos. Así que, por falta de gracia, el baile queda descartado.
¿Podría sobrevivir un hámster a la caída de un avión?
El tamaño de un animal determina sus posibilidades de sobrevivir a una caída desde gran altura. Cuanto más pequeño y ligero es el animal, con menos fuerza golpeará el suelo.
Por este motivo, caer desde un avión es mortal para los humanos, pero no para los hámsters. Las arañas, ni siquiera notan el impacto.
¿Es una hormiga más fuerte que un físicoculturista?
Las hormigas son increíblemente fuertes en relación con su tamaño. Las más fuertes puede levantar 100 veces su propio peso, lo cual equivaldría a que un humano levantara un elefante africano.
Un levantador de pesos olímpico tan sólo puede alzar el doble de su peso corporal.
Esto se debe a que las hormigas son tan ligeras que utilizan muy poca de su fuerza para sostenerse a sí mismas. De este modo, pueden usar el resto de sus músculos para elevar otras cargas. Se puede decir que, a medida de que un animal es mayor, es más débil en términos relativos.
¿Pueden los humanos subir por las paredes?
Inspirándose en las propiedades de las garras de la salamandra, que contienen pelos diminutos que le permiten al animal trepar por los muros, los científicos crearon un tipo de cinta artificial que imita ese sistema.
Esos pelos hacen que las manos tengan un área enorme de contacto efectivo con la pared y que ambas superficies se atraigan.
En la actualidad se están desarrollando guantes que se pegan a los objetos de vidrio. En teoría, este sistema podría permitir a los humanos subir por las paredes.
Además, también ayudaría a los astronautas a agarrarse mejor a las superficies cuando están en el espacio.
¿Pueden los televisores repararse a sí mismo?
Un aparato capaz de arreglarse solo, sin necesidad de la colaboración de un técnico, parece un producto de ciencia ficción.
Sin embargo, ya se descubrieron materiales que pueden arreglarse o "cicatrizar" por sí solos.
Por ejemplo, los compuestos de resinas epoxy –utilizados en la fabricación de adhesivos- pueden reparar superficies rasgadas, de un modo parecido a las costras que se forman sobre la piel herida.
Por lo tanto, no es tan descabellado pensar que en los próximos años se produzcan televisiones "autorreparables".
¿Podrñíamos construir un ascensor a la Luna?
Para que esto fuera posible, tendríamos que edificar una torre de 36.000 kilómetros de altura.
Para levantar tal estructura, necesitaríamos un material resistente, pero extremadamente ligero. El cemento, el hormigón, el acero, o incluso el aluminio que se usan en la actualidad son demasiado pesados y harían que el edificio se hundiera.
Con fibra de carbono –el material más fuerte y ligero que existe en este momento- la torre no podría alcanzar más de nueve kilómetros de altura.
En cambio, recientemente se descubrió un material que podría hacer que cambiaran las cosas. Su base son nanotubos de carbono de solo un átomo de grosor.
Ahora, los científicos están intentando unir esos nanotubos. De conseguirlo, se podría fabricar una estructura superresistente que capaz de transportar un ascensor a 36.000 kilómetros.
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